viernes, 21 de mayo de 2010

BORRADOR PARA SUBIR

PARTE I: GUYBRUSH THOMES

LA ANTIGUA COLT Y EL ORO MAYA

Guybrush guarda “secretamente” unos cuantos objetos pertenecientes a su padre. De su niñez le quedó un gran conflicto sentimental hacia él, lo admira ampliamente por haber sido tan grande y respetable en el mundo de la arqueología, pero de otro lado, al ir creciendo sin su presencia fue cultivando un sentimiento de ira hacía él, esto porque no fue su padre quien le enseñó todos los conocimientos referentes a la pasión de los dos, la arqueología. El primer objeto es una antigua pistola Colt, que exhibe orgullosamente en la parte frontal de una estantería donde guarda sus libros favoritos, esta arma acompañó a su padre en todas sus expediciones, Guybrush no la ha usado aún, pues no ha salido en su primera expedición. También tiene un medallón que su padre le obsequió al cumplir diez años, nunca olvida sus palabras “Este medallón es muy importante hijo, nunca lo extravíes, de seguro te ayudará en el futuro”. Guybrush lo guarda en la mesa de noche de su cuarto y lo usa en ocasiones especiales.

SU RUTINA

Se encuentra el joven arqueólogo Guybrush Thomes en su oficina a media mañana, detiene por un momento la limpieza de unos restos de arcilla para tomarse una taza de café y fumarse un cigarrillo. Mientras exhala el humo acomoda en la pared una foto bastante vieja de su padre, en ella aparece junto a unos tesoros egipcios que fueron robados por saqueadores de tumbas hace cientos de años.

Guybrush mira por la ventana y observa su amada Londres inmersa en la frenética y tradicional rutina diaria, se escucha a lo lejos el ruido producido por unas cuantas obras que rodean al Museo Británico en las que se construyen modernos edificios inteligentes; desvía la mirada y se reincorpora a su labor con los restos de arcilla, mientras en su cabeza recuerda las épicas historias contadas por su padre, sobre grandes expediciones que lo llevaron a ser una eminencia en el mundo de la arqueología. Termina con la arcilla y sale de su oficina con destino a un restaurante en el centro de la ciudad, en el que planea reunirse con unos compañeros de la universidad para almorzar. En el camino reflexiona con nostalgia sobre todo lo que llegó a lograr su padre y lo poco que ha hecho él, se siente algo insignificante.


PARTE II: SENTIMIENTOS

Guybrush siempre ha dicho que el hecho de escoger la arqueología como profesión, fue por gusto propio y que fue influenciado vagamente por su padre. Niega rotundamente que sus aspiraciones de éxito como arqueólogo tengan que ver con su fallecido padre.
Muy contrario a lo que predica Guybsuh, la realidad de sus sentimientos hacia su padre es otra. El Doctor Thomes es quizás la persona más importante en la vida de Guybrush, lo ha influenciado increíblemente, y el hecho de no haber estado juntos ha creado una fuerte obsesión en Guybrush con él.

Lo que en verdad sucede en el interior de Guybrush es una amalgama de sentimientos encontrados que va desde la admiración, el más puro amor, la nostalgia y así mismo la ira, la indignación y el rencor. En contraste con esos sentimientos tan diferentes, Guybrush aspira ser un gran arqueólogo para honrarlo, para mantener el apellido Thomes por lo alto. También para demostrarle que aunque no tuvo su enseñanza puede ser mejor que él. Para no defraudarlo… para de una u otra forma cerrar esa inconclusa relación padre e hijo.

PARTE III: CENTRO DE ESTUDIOS "IN MEMORIAM" AL DOCTOR THOMES

VIAJE A ALEJANDRIA

Para: sole@gmail.com
De: gguuyy@gmail.com
Asunto: La vida nos vuelve a alejar

Hola Hermosa,

Creo que te debo una explicación, después de ese indescriptible día que nos encontramos en el café, las cosas en mi vida cambiaron. No te imaginas lo bien que me sentí al volverte a ver, al volver a hablar contigo, al volverte a sentir tan cerca, al volverte a tener……

Sé que te dará rabia que no te cuente esto personalmente, pero creo que está es la mejor forma de hacerlo por el momento, luego, cuando haya superado todo espero verte y explicártelo con detalles. Irónicamente a la mañana siguiente que llegué a mi oficina me topé con datos muy importantes que me servirían para mi vida. Estos datos me exigían un viaje urgente, tan urgente que no tuve tiempo ni siquiera para despedirme de ti.

Por cosas de la vida, recibí un correo que me ponía al tanto de un centro de estudios en honor a mi padre, creado por sus discípulos (que triste, ¿No debería yo ser uno de esos discípulos desde el principio?), con el objetivo de investigar y conservar los grandes descubrimientos del arqueólogo Thomes. Este centro de estudios se encuentra situado en Alejandría, en la información inicial no se mencionaba ni el lugar exacto, ni el nombre, pero sí me daba la ubicación de uno de los líderes de esta iniciativa. Este líder se encontraba trabajando cerca del área urbana de Barcelona, en Sant Adriá de Besós.

Hablé con este señor en Sant Adrià de Besòs, pero no me presenté con mi verdadero nombre para que no me identificaran como el hijo de quien ellos honran. Me presenté como un entusiasta arqueólogo recién graduado que admiraba al Arqueólogo Thomes y quería aprender de él todo lo que pudiera. Este señor me recibió con mucha hospitalidad y me indicó el nombre del centro de estudios y su ubicación exacta, también me informó que en ese puerto existía una embarcación llamada Melancolía, perteneciente a un tal Gabriel, que me podría llevar a Alejandría por un bajo precio.

Al día siguiente de esa reunión encontré a Gabriel, quien resultó sentir gran admiración y agradecimiento con mi padre gracias a uno de sus proyectos, el traslado del Templo de Abu Simbel en el 59. Gabriel fue muy amable conmigo y me cobró muy poco por el largo viaje, también fue una muy buena compañía y me ayudó a distraerme un poco de las expectativas que tenía frente al centro de estudios, me contó algunas de sus historias de marinero que fueron muy interesantes. La próxima vez que te escriba te contaré algo de esas historias.

Como ves, irónicamente ahora soy yo, quien se distancia de ti por motivos de fuerza mayor, espero me entiendas. Cuando termine mi labor aquí te buscaré personalmente, te mando un abrazo y un beso desde el centro de estudios “In Memoriam al Doctor Thomes” en Alejandría, Egipto.

Postdata: Esta semana les contaré a todos la verdad de mi descendencia, deséame suerte.

Atentamente, Guybrush

CON GABRIEL, RUMBO A ALEJANDRÍA

Me levanté muy temprano y con muchas energías ese día, después de la charla con el líder del Centro de Estudios In Memoriam al Doctor Thomes tenía muchas expectativas frente a ese lugar. Quería llegar rápido, así que a las seis de la mañana ya estaba en el puerto de Sant Adrià de Besòs, le pregunté al primer hombre que pasaba cerca por el tal Gabriel y enseguida me explicó como llegar a su embarcación. Cuando llegué a Melancolía, había un hombre de unos 50 años limpiando varios objetos y organizándolos en un baúl. Me le presenté, con mi identidad falsa, y le conté del falso motivo de mi viaje rumbo a Alejandría, no podía permitir que nadie se diera cuenta de quien era yo, si lo hacía no sería lo mismo, me tratarían de forma especial y eso no era lo que quería, necesitaba ser uno más del montón en estas tierras. Cuando Gabriel escuchó el apellido Thomes se entusiasmó mucho, me comentó que admiraba mucho a este arqueólogo y que estaba muy agradecido con él porque gracias al proyecto en Pro del Templo de Abu Simbel, lo pudo conocer. Aceptó llevarme hasta Alejandría y me pidió mucho menos dinero del que yo esperaba por el viaje. Guardó rápidamente lo que estaba limpiando y comenzó a preparar la embarcación, a las nueve de la mañana zarpamos.

Soy un hombre muy precavido, y bastante cerrado en lo que a entablar conversación con desconocidos se refiere, especialmente con otros hombres. Pero con este señor las cosas fueron bien diferentes, en cuestión de minutos ya estaba hablando abiertamente con él. Me contaba de su experiencia al conocer el Templo de Abu Simbel y cuanto lo impactó, también lo mucho que le agradecía a mi padre, incluso llegó a comentar mi parecido físico con él, cosa que me puso un poco nervioso porque no pensaba revelarle mi verdadera identidad a nadie, pero sin importar eso seguí conversando con este hombre.

Le conté sobre mi solitaria vida de adolescente, sobre mi agitada vida social y mis expectativas en la arqueología y lo muy alto que deseaba llegar (fue muy difícil contar mi vida sin nombrar la identidad de mis padres, creo que Gabriel debió quedar con alguna sospecha en cuanto a mi identidad). Me contó varias historias sobre personas que conocía y creo que hablamos durante todo el camino; el caso fue que entre historia e historia, muchos cigarrillos y unos cuantos tragos llegamos rápidamente a Alejandría.

PARTE IV: EL VIAJE

Por fin estoy aquí, a escasos días de comenzar mi primera expedición. La verdad, alguna vez pensé que nunca llegaría este momento. Pero aquí estoy y lo importante es que, todo resultará como tenga que resultar.

El hombre que tanto me asustó esa noche en el bar del hotel Russell resultó ser lo que había estado esperando por mucho tiempo. Se presentó como Andrés Santacruz, dijo que me buscaba hace bastante tiempo, en verdad estaba buscando a mi padre. Pero cuando se enteró de su fallecimiento, comenzó a investigarme y dijo que “El Grupo” me había escogido para liderar la expedición. En ese momento yo estaba muy confundido, también asustado y además tenía varios tragos encima y la verdad no entendía nada de lo que este tipo me decía. A la mañana siguiente acordamos encontrarnos en mi oficina y me contó todo detalladamente.

Resultó ser que mi padre y el de Andrés se conocían hace mucho, habían trabajado en algunas investigaciones arqueológicas en Suramérica, el resultado de estas investigaciones fue la posible ubicación de “El Dorado”, la ciudad que hasta ese entonces parecía ser una leyenda. Cuando la expedición en busca de esta “ciudad leyenda” estaba a punto de comenzar, surgieron algunos problemas en la zona de búsqueda que los obligaron a postergar esta expedición por un tiempo. Después de eso, mi padre murió, y ahora que todo estaba dado para encontrar “El Dorado”, El Grupo me quería en cabeza de la búsqueda.

El señor Santacruz era una persona muy adinerada, cabeza de un importante grupo económico en Suramérica y un entusiasta de la arqueología y la historia. Teniendo todo para patrocinar lo que sería el mayor descubrimiento arqueológico del siglo en Suramérica, decidió que ser el hijo del brillante Doctor Thomes me daba la confianza necesaria para dirigir la expedición.

Sin dudar mucho acepté la propuesta, y me embarqué en la búsqueda de “El Dorado”.

Llegue a Bogotá, Colombia a comienzos de esta semana, me ofrecieron hospedaje en una casa de los Santacruz, situada en un lugar llamado La Candelaria. La ciudad es muy civilizada, muy diferente a lo que tenía en mente, es bastante moderna y organizada. Igualmente, mi estadía en Bogotá será bastante corta, alrededor de dos semanas mientras completamos el grupo de la expedición y reunimos al equipo técnico y de transporte que necesitamos.

Tengo que señalar que las mujeres colombianas son hermosas, precisamente el día en que llegué, después de reunirme con Andrés y estudiar a algunos aspirantes a participar en la expedición, fui a una librería de la Candelaria, allí conocí a una mujer extraordinaria, mientras tomaba un café y leía una revista, Jordana es su nombre.

Su belleza es inmensa y muy peculiar, además es una mujer brillante, es profesora de filosofía en alguna universidad de la capital cuyo nombre no recuerdo bien. He tratado de convencerla para que me acompañe en la expedición, sería el apoyo perfecto que necesito en una labor tan importante. El hablar con ella me tranquiliza y me torna mas lúcido. Anoche me llevó a un bar, el lugar se llama “El Desenlace”, allí le conté acerca de mi deseo de compañía en la expedición, le insinué sutilmente mis intenciones personales con ella. Estaba casi convencida del viaje cuando infortunadamente apareció un amigo de ella.

Omar, un tipo bastante extraño y a mi juicio, un total perdedor que está totalmente enamorado de ella, pero no tiene el coraje para decírselo, no entiendo en que forma, pero esté tipo la hizo dudar. Omar no hacía más que tratar de opacarme toda la noche, intentaba fallidamente hacerme quedar mal, pero eso sería imposible para alguien como él. Lastimosamente tuve que darle ventaja, pues tuve que salir del lugar para contestar una llamada urgente de Andrés, los dejé solos y según creo, el tipo debió rogarle toda la noche para que no viajara, igual no importa, sé bien que Jordana se siente bastante atraída hacia mí y si no logro llevármela a la expedición, luego la buscaré.

Me ha cautivado realmente. Quedamos en vernos hoy para hablar un poco, me imagino me dará su respuesta, espero que sea positiva, aunque con la insistencia de Omar para evitar que me acompañe, lo estoy dudando.

Finalmente, en dos días parto en busca de “El Dorado”. Esta vez, la vida y el destino me han dado la oportunidad de terminar lo que una vez mi padre empezó, y aunque no será nada fácil, ahora puedo demostrar de qué estoy hecho realmente.


PARTE V: EL DORADO

Salimos de Bogotá el lunes en la mañana, antes que saliera el sol. La expedición estaba compuesta por una caravana de dos camionetas, cada una con su cupo totalmente lleno, nuestro destino era la Laguna de Guatavita, situada al norte de la capital; nos dirigíamos allí porque según se cuenta, en ella se practicaba una ceremonia Muisca que inspirò la leyenda de “El Dorado”. En las palabras de Juan Rodriguez Freyle, en su obra “El Carnero”:

En aquella laguna de Guatavita se hacía una gran balsa de juncos, y aderezábanla lo más vistoso que podían… A este tiempo estaba toda la laguna coronada de indios y encendida por toda la circunferencia, los indios e indias todos coronados de oro, plumas y chagualas… Desnudaban al heredero (...) y lo untaban con una liga pegajosa, y rociaban todo con oro en polvo, de manera que iba todo cubierto de ese metal. Metíanlo en la balsa, en la cual iba parado, y a los pies le ponían un gran montón de oro y esmeraldas para que ofreciese a su dios. Entraban con él en la barca cuatro caciques, los más principales, aderezados de plumería, coronas, brazaletes, chagualas y orejeras de oro, y también desnudos… Hacía el indio dorado su ofrecimiento echando todo el oro y esmeraldas que llevaba a los pies en medio de la laguna, seguíanse luego los demás caciques que le acompañaban. Concluida la ceremonia batían las banderas... Y partiendo la balsa a la tierra comenzaban la grita... Con corros de bailes y danzas a su modo. Con la cual ceremonia quedaba reconocido el nuevo electo por señor y príncipe”.

Pero además de esta historia, nuestra expedición tenía un motivo más para dirigirse a la laguna, un dato que ninguna otra expedición había tenido. Muy cerca de esta laguna, en medio de un pequeño bosque, se descubrieron accidentalmente, unos escombros enterrados de una precaria construcción Muisca. En medio de esos escombros hay un parte del techo que tiene grabados unos jeroglíficos, en ellos se menciona por primera vez por parte de los Muiscas: “El Dorado”.

Llegué al lugar de la excavación a media mañana, un grupo de estudiantes de arqueología habían separado cuidadosamente las partes del techo que contenían jeroglíficos y los tenían listos para que yo los observara, no había tiempo que perder.

Luego de pasar el resto del día examinando los jeroglíficos con la ayuda de un viejo cuaderno de notas de mi padre, logre descifrarlos. En ellos se contaba la historia de “El Dorado”, que corroboraba el relato de la ceremonia en la laguna, pero explicaba que lo que se hacía era un ritual en honor a la ciudad por parte de los nuevos reyes. La ciudad de “El Dorado” era para los Muiscas como “El Olimpo” para los griegos, es decir en ella vivían las divinidades y dioses, y solo los reyes más prestigiosos eran merecedores de trasladarse a ella. Estaba ubicada entre los ríos Caquetá y Putumayo, en los confines de la selva amazónica colombiana. Después de contarle a Andrés las excelentes noticias, celebramos comiendo y bebiendo junto a la excavación hasta la media noche. En la mañana nos devolvimos a Bogotá para allí conseguir un avión que nos acercara lo mayor posible a la selva.

Comenzamos nuestra travesía en la selva amazónica desde Puerto Caimán, sobre el rio Caquetá, llegamos al puerto el martes al final de la tarde, allí establecimos nuestro campamento base. Reclutamos a varios habitantes de la zona para que nos guiaran a travès de la selva hasta el lugar que mencionaban los jeroglíficos, la mayoría de ellos de la familia Tupí. Cuando les comentamos sobre nuestro objetivo de búsqueda nos contaron con miedo, que ese era el lugar de descanso de los dioses y que nadie en la región nos ayudaría. Pero, cuando yo fui a tratar de convencerlos, se quedaron estupefactos mirando el medallón que me regalò mi padre colgando de mi pecho, hablaron en su dialecto entre ellos y sòlo tres accedieron a ayudarnos, los otros nos dijeron que eran los mejores hombres que tenían. Nos advirtieron que ellos no podían entrar a ese lugar, pero si nos guiarían.

El jueves en las primeras horas de la mañana, antes que amaneciera, comenzamos el viaje. La selva amazónica tiene unas condiciones muy peculiares y extremas. Durante todo el tiempo nos acosaba los insectos por doquier, el calor era insoportable, debíamos estar a unos cuarenta grados centígrados y las copas de los arboles no nos dejaban ver más allá de cinco metros hacia arriba. A medida que avanzábamos comenzaba a comprender el porqué de la fama que tenía esté lugar y el gran respeto que le tenían los nativos de la región, pero las inmensas ganas que tenía de encontrar la ciudad y las ansias me hacían actuar sin pensar y correr riesgos innecesarios. Al final del día, hacía las seis de la tarde, nuestros guías tupí, nos sugirieron que acampáramos durante la noche. Yo me rehusé, todo mi ser me animaba a encontrar "El Dorado" lo más rápido posible. Pero los guías se negaron rotundamente, me explicaron que desde ese lugar en adelante comenzaba la parte más peligrosa del viaje, era la entrada una zona con presencia de todo tipo de bestias salvajes (jaguares, pumas, anacondas, y todo tipo de insectos venenosos), yo les hice caso a regañadientes y pensando que eran unos cobardes. En ese momento nunca me imagine que esas bestias que estaba subestimando acabarían con la expedición.

El viernes a la madrugada seguimos el recorrido, había llovido fuertemente toda la noche, por lo que el terreno estaba aún peor que el día anterior. La gente que venía conmigo de Bogotá estaba muy agotada, casi nadie había podido dormir por la inclemencia de la lluvia. A media mañana llegamos a una turbulenta vertiente del río Caquetá, de unos quince metros de ancho, los guías dijeron que era mejor rodearlo para llegar a una zona con corriente más calmada, pero ni Andrés, ni yo les hicimos caso, así que nos atamos a la cintura todos con sogas formando una "cadena" humana, nos pareció la forma más segura de cruzar. Pero debido al agotamiento tuvimos un accidente, los tres últimos de la cadenna, una fotógrafa y dos historiadores, se resbalaron y cayeron quedando a la merced de la corriente, mientras el resto tirábamos fuertemente para sacarlos, vimos como la soga se rompía al chocar con una roca y nuestros compañeros se perdían en la espuma de los rápidos.

Nos detuvimos a la orilla del rio. Andrés y yo nos sentamos uno junto al otro a fumar y beber una botella de ron, el resto de la gente que venía de Bogotá hablaban en un círculo cerrado, muy seguramente de nosotros, los guías discutían alterada mente en su dialecto. Todo se estaba complicando. Para calmar los ánimos Andrés hablo con el resto de la expedición y les dio la oportunidad de renunciar si lo deseaban, pero advirtiendo que los guías se quedarían con nosotros, nadie se retiro, pero el ambiente era bastante pesado.

Seguimos después de almuerzo, a eso de las dos de la tarde, nos introducimos nuevamente en la espesa selva, después de ese primer accidente todo había cambiado, ya nadie hablaba y se sentía un ambiente muy pesado. Llegamos a una colina desde donde se podían ver los lugares claves de que mencionaban los jeroglíficos, estábamos cerca, seguimos y apuramos el paso. Cinco minutos más tarde escuchamos varios disparos que resonaron en el ambiente, cuando Andrés miro hacia atrás se percato que solo estábamos los tres guías, el y yo, los otros cuatro que venían detrás de nosotros habían desaparecido. Nos devolvimos corriendo para ver qué había sucedido, diez minutos después, cerca de la colina que habíamos pasado hace un rato vimos una escena espeluznante. Estaban los cadáveres totalmente desgarrados de dos mujeres y un hombre, a unos pocos metros estaba nuestro camarógrafo sentado con la cabeza entre las rodillas, la cámara a sus pies y su pistola 9 m.m. totalmente descargada en la mano. Cuando nos vio no nos hablo, se puso de pie mientras nos apuntaba con la pistola, nos miraba con odio, nunca había visto una mirada tan cargada de rabia, nos tratamos de acercar preguntándole que había pasado pero retrocedió, dio un grito de terror y se interno corriendo en la selva en dirección contraria a nosotros. Cuando revisamos la zona vimos los cadáveres abaleados de dos pumas a unos escasos metros de la carnicería.

Los guías discutían fuertemente entre ellos, hablaban en su dialecto, no le entendíamos nada, la situación era un caos, estos hombres gritaban desesperadamente, había sangre por todo lado, contrastaba espeluznantemente con el verde de la selva. Uno de los guías se nos acercó agresivamente y nos dijo que hasta allí nos acompañaban ellos, grito que los dioses se sentían desafiados y no permitirían que encontráramos la ciudad. Andrés les ofreció triplicarles la paga pero ni eso sirvió, los hombres dijeron que no querían nada de dinero, que estaba maldito, lo único que se logro fue que nos indicaran por donde teníamos que seguir, no sin antes advertirnos que nunca saldríamos vivos se continuábamos.

Así es, como llegamos Andrés y yo a este momento, estamos caminando en medio de la selva, tan solo protegidos por la escopeta de él y la colt de mi padre enfundada en mi cinturón. Divisó a lo lejos un claro, sigo caminando y veo un rio inmensamente ancho, de por lo menos veinte metros, además unos rápidos que con tan solo verlos me hacen temblar de miedo, es imposible pasarlo nadando. Volteo mi cabeza hacia un lado y veo una pequeña construcción moldeada en piedra, tiene grabados unos jeroglíficos sobre un hueco en algún tipo de metal. Cuando los descifro, con ayuda de la libreta de mi padre, me doy cuenta que son los mismos que se usaban en los escombros de Guatavita para referirse a los reyes, estábamos en buen camino. Mientras discuto con Andrés, sobre qué hacer, me menciona irònicamente que tendríamos que construir un puente para poder pasar. Se me ocurre que la construcción en piedra debe activar algún mecanismo, me agacho para mirarla con detalle y sorprendentemente la sombra del medallón que se sale de mi camisa encaja perfectamente, me lo quito y lo introduzco en el hueco de metal, suena un click, lo trato de voltear hacía algún lado y éste gira totalmente a la vez que se hunde en la roca. El suelo comienza a temblar fuertemente, tanto que me caigo al suelo, y mientras alzo la mirada veo una pared de roca finamente tallada saliendo de las profundidades del rio, cuando se detiene se ha convertido en un puente. Me paro y me abrazo con Andrés de la emoción, cruzamos el rio mientras nos tomamos lo último de la botella de ron.

Al llegar a la otra orilla, observamos una pronunciada bajada, bajamos lenta y cuidadosamente, pasamos unos cuantos arbustos y ahí está. Observo frente a mí una laguna de aguas oscuras rodeada de rocas finamente talladas, y atrás de ella una puerta de oro macizo de unos tres metros de altura, en lo alto de ella se alcanza leer en jeroglíficos muiscas, “El Dorado”. ¡Hemos llegado! Bromeo con Andrés mientras me quito la camisa y las botas para sumergirme en la laguna. Andrés se muestra escéptico, me dice que fue muy fácil, que tiene que haber un último obstáculo o trampa, trata de impedirme que me tire al agua pero no puede, solo le grito que lo logramos. Entro al agua clavando, no puedo ver nada, esta raramente oscuro. Comienzo a nadar hacia la puerta de oro rápidamente, la tengo a unos cuatro metros, de repente siento un duro dolor en mi pie que me detiene, al mirar para abajo para ver que pasó, comienzo a ver sangre combinada con el negro de las aguas, siento otro dolor en mi espalda, otro en mi brazo izquierdo, otro en mi cuello y finalmente veo saltar una piraña hacia mi cara, cierro los ojos mientras escucho los gritos de Andrés diciendo que nade hacía la orilla, no puedo hacerlo trato de decirle, pero no me salen las palabras, solo puedo pensar en “El Dorado”, en lo cerca que lo tuve, también en mi padre y como le fallé, en lo fracasado que soy. Siento como me hundo en la laguna con decenas de pirañas comiéndome, me desmayo lentamente en medio del dolor.”

Fragmento de la crónica “En busca de “El Dorado”, publicada en el portal discoveryonline.com, en honor al fallecido Doctor Guybrush Thomes.

(Lo siguiente en una imagen)
“ANDRES SANTACRUZ ENCUENTRA “EL DORADO”.
Muere arqueólogo británico en medio de la expedición en la selva amazónica colombiana.”
Portada de Discovery News online, 21 de mayo de 2010.

miércoles, 28 de abril de 2010

ORDEN DE LA HISTORIA



PARTE I: GUYBRUSH THOMES

Esta primera parte empezará con un escrito en el que el mismo Guy se dirige al lector y se le presentara (Falta por desarrollar). Después tendrá los textos ya escritos, "Su rutina" y "La antigua Colt y el oro maya".

PARTE II: SENTIMIENTOS

En esta parte se incluirán los textos: "Charlando con el sol del pasado" y "Sentimientos escondidos".

PARTE III: CENTRO DE ESTUDIOS "IN MEMORIAM" AL DOCTOR THOMES

En la tercera parte se usaran los textos "Viaje a Alejandría" y "Con Gabriel, rumbo a Alejandría". Además se creara otro que narre algunas experiencias de Guy en el centro de estudios.

PARTE IV: EL VIAJE

En esta parte usaré los textos: "INT. EXT. BAR DEL HOTEL RUSSELL. NOCHE" y "El Comienzo".

PARTE V: EL DORADO

Para la parte final se creara un texto que narre la llegada de Guy a "El Dorado" y los acontecimientos que finalizan la historia.

miércoles, 21 de abril de 2010

EL COMIENZO



Por fin estoy aquí, a escasos días de comenzar mi primera expedición. La verdad en algún momento pensé que nunca llegaría este momento. Pero bueno, aquí estoy y lo importante es que todo resultara de la mejor manera posible.

El hombre que tanto me asustó esa noche en el Bar del Hotel Russell resultó ser lo que estaba esperando por mucho tiempo. Se presentó como Andrés Santacruz, dijo que me buscaba hace bastante tiempo, en verdad estaba buscando a mi padre. Pero cuando se dio cuenta que había fallecido, comenzó a investigarme, y dijo que “El Grupo” me había escogido para liderar la expedición. En ese momento yo estaba muy confundido, también asustado y además tenía varios tragos encima y la verdad no entendía nada de lo que este tipo me decía. A la mañana siguiente quedamos de encontrarnos en mi oficina y me contó todo detalladamente.

Resultó ser que mi padre y el de Andrés se conocían hace mucho, habían trabajado en algunas investigaciones arqueológicas en Suramérica, el resultado de estas investigaciones fue la posible ubicación de “El Dorado”, la ciudad que hasta ese entonces parecía ser una leyenda. Cuando la expedición en busca de esta “leyenda” estaba a punto de comenzar, surgieron algunos problemas en la zona de búsqueda que los obligaron a postergar esta expedición por un tiempo. Después de eso, mi padre murió, y ahora que todo estaba dado para encontrar “El Dorado”, “El Grupo” me quería en cabeza de la búsqueda.

El señor Santacruz era una persona muy adinerada, cabeza de un importante grupo económico en Suramérica y un entusiasta de la arqueología y la historia. Teniendo todo para patrocinar el que sería el mayor descubrimiento arqueológico del siglo en Suramérica, decidió que ser el hijo del brillante Doctor Thomes me daba la confianza necesaria para dirigir la expedición.

Sin dudar mucho acepté la propuesta, y me embarqué en la búsqueda de “El Dorado”.

Llegue a Bogotá, Colombia a comienzos de esta semana, me ofrecieron hospedaje en una casa de los Santacruz, situada en un lugar llamado La Candelaria. La ciudad es muy civilizada, muy diferente a lo que tenía en mente, es bastante moderna y organizada. Igual, mi estadía en Bogotá será bastante corta, alredor de dos semanas mientras completamos el grupo de la expedición y reunimos el equipo técnico y de transporte que necesitamos.

Tengo que señalar, las mujeres colombianas son hermosas, el día en que llegué, después de reunirme con Andrés y estudiar algunos aspirantes a participar en la expedición, fui a una librería de la Candelaria, allí conocí a una mujer extraordinaria, mientras tomaba un café y leía una revista, Jordana se llama. Su belleza es inmensa y muy peculiar, además es una mujer brillante, es profesora de Filosofía. Estoy tratando de convencerla para que me acompañe en la expedición, sería el apoyo que necesito en una labor tan importante. El hablar con ella me tranquiliza y me torna mas lucido. Anoche me llevó a un bar, El Desenlace, creo que se llama el lugar, allí le conté que deseaba que me acompañara en la expedición, le insinué sutilmente mis intenciones personales con ella. Estaba casi convencida del viaje cuando infortunadamente apareció un amigo de ella, Omar un tipo bastante extraño y a mi juicio un total perdedor que está totalmente enamorado de ella pero no tiene el coraje para decírselo, no entiendo en que forma, pero esté tipo la hizo a dudar. Omar no hacía sino tratar de opacarme toda la noche, intentaba fallidamente hacerme quedar mal, pero eso sería imposible para alguien como él. Lastimosamente le di ventaja porque me tuve que ir del lugar por una llamada urgente de Andrés, tuve que dejarlos solos y según creo, el tipo debió rogarle toda la noche para que no viajara, igual no importa, sé que Jordana se siente bastante atraída hacía mi y si no logro llevármela a la expedición, luego la buscaré, me ha cautivado realmente. Quedamos en vernos hoy para hablar un poco y me imagino, me dará su respuesta, espero que sea positiva, claro que con la insistencia de Omar, lo estoy dudando.

Finalmente en 2 días parto en busca del Dorado, finalizare el proyecto de mi padre exitosamente a como de lugar.

jueves, 15 de abril de 2010

CON GABRIEL, RUMBO A ALEJANDRÍA



Me levante muy temprano y con muchas energías ese día, después de la charla con el líder del Centro de Estudios In Memoriam al Doctor Thomes tenia muchas expectativas frente a ese lugar. Quería llegar rápido, así que a las 6 AM ya estaba en el puerto de Sant Adrià de Besòs, le pregunte al primer hombre que pasaba cerca por el tal Gabriel y enseguida me explico como llegar a la embarcación de él. Cuando llegue a Melancolía, había un hombre de unos 50 años limpiando varios objetos y organizándolos en un baúl. Me le presente, con mi identidad falsa, y le conté del falso motivo de mi viaje rumbo a Alejandría, cuando escucho el apellido Thomes se entusiasmo mucho, me comento que admiraba mucho a este arqueólogo y que estaba muy agradecido con él porque gracias al proyecto en Pro del Templo de Abu Simbel, lo pudo conocer. Aceptó llevarme hasta Alejandría y me pidió mucho menos dinero de lo que yo esperaba por el viaje. Guardo rápidamente lo que estaba limpiando y comenzó a preparar la embarcación, a las 9 AM zarpamos.

Soy un hombre muy precavido, y bastante cerrado en lo que entablar conversación con desconocidos se refiere, y especialmente con otros hombres. Pero con este señor las cosas fueron bien diferentes, en cuestión de minutos ya estaba hablando abiertamente con él. Me contaba de su experiencia al conocer el Templo de Abu Simbel y cuanto lo impacto, también lo mucho que le agradecía a mi padre, incluso llego a comentar mi parecido físico con él, cosa que me puso un poco nervioso porque no pensaba revelarle mi verdadera identidad a nadie, pero sin importar eso seguí conversando con este tipo. Yo le conté sobre mi solitaria vida adolescente, sobre mi agitada vida social y mis expectativas en la arqueología y lo muy alto que deseaba llegar (fue muy difícil contar mi vida sin nombrar la identidad de mis padres, creo que Gabriel debió quedar con alguna sospecha en cuanto a mi identidad). Me contó varias historias sobre personas que conocía y creo que hablamos durante todo el camino. El caso fue que entre historia e historia, muchos cigarrillos y unos cuantos tragos llegamos rápidamente a Alejandría.

miércoles, 7 de abril de 2010

INT. EXT. BAR DEL HOTEL RUSSELL. NOCHE





GUYBRUSH, 26, tez blanca, sin barba, vestido con un traje elegante y a su medida, abre la puerta corrediza del bar, echa un vistazo alredor, ve 3 mesas ocupadas y toda la barra libre, suena The way you look tonight de Frank Sinatra, GUYBRUSH mira al barman, ARNOLD, 39, caucasico, con bigote, vestido de blanco y con un delantal negro, lo saluda mientras camina hacia él, se sienta, se quita su abrigo y lo pone en el espaldar de la silla.

GUYBRUSH
¡Buenas noches, ARNOLD!

ARNOLD
¿Cómo esta Señor Arqueólogo?

GUYBRUSH
Un poco cansado de la semana, y muriéndome por un Black Label en las rocas y un Marlboro Rojo.

ARNOLD
Claro, ya se lo traigo.

GUYBRUSH toma un trago de whisky, enciende su cigarrillo y se queda en silencio saboreando su trago. Voltea la mirada hacia la ventana que da al parque Russell, mira como la luna llena alumbra el nocturno paisaje del parque. Deja de mirar por la ventana cuando ve que su trago esta vacío, mira a ARNOLD que esta al otro lado de la barra.

GUYBRUSH
ARNOLD, tráeme otro igual por favor.

ARNOLD
Listo. ¿Desea algo más?

GUYBRUSH
Pues si. ¿No hay algún trago en este bar que acabe con la frustración?

ARNOLD
Creo que no lo tenemos aun. Frustración, ¿Por qué?

GUYBRUSH
Porque hace más de un año que he terminado mis estudios, y no he logrado irme de expedición. Comparándome con la carrera de mi padre, ya estaba terminando la segunda.

ARNOLD
Creo que no tiene porque compararse con su padre, usted es usted y nadie más. Además como decía mi abuelo: "La paciencia es un árbol de raíces amargas pero de dulces frutos."

GUYBRUSH
Ojala tengas razón ARNOLD.

ARNOLD se mueve para atender a una mujer que acaba de bajar del ascensor.

GUYBRUSH mira su vaso de whisky que esta casi vacío. Se toma el último trago, apaga su cigarrillo, cruza los brazos y observa otra vez la ventana que da al parque, mira fijamente hacía la oscuridad por un minuto.

GUYBRUSH vuelve a la realidad al percatarse que alguien acaba de entrar al bar, voltea su mirada y ve a un hombre parado, mirándolo fijamente. El hombre LATINO, de estatura media, cabello corto y negro, viste un traje que parece ser muy costoso.

El LATINO se acerca a la barra lejos de donde esta GUYBRUSH, le dice algo a ARNOLD y esté le trae un puro y un vaso con algún trago. El LATINO le vuelve decir algo a ARNOLD mientras observa fijamente a GUYBRUSH, ARNOLD voltea a mirar también a GUYBRUSH y asiente con la cabeza. El LATINO toma un trago de su vaso sin dejar de mirar a GUYBRUSH, saca su teléfono celular y sale del bar mientras teclea en él, deja el vaso y el puro apenas comenzados.

GUYBRUSH mira hacia la puerta mientras se cierra y con cara de asustado busca a ARNOLD.

GUYBRUSH
¡ARNOLD! ¿Qué estaba preguntando?

ARNOLD
Pregunto por usted. Dijo que llevaba bastante buscándolo.

GUYBRUSH
¡Muy raro! ARNOLD aquí esta lo que te debo, quédese con lo que sobre.

ARNOLD
Gracias.

GUYBRUSH deja sobre la barra un billete de 50 libras, coje su abrigo en la mano y camina rápidamente hacia la otra salida que da a un callejón junto al parque Russell, abre la puerta y se encuentra de frente con el LATINO que estaba a punto de entrar. Esté mira fijamente a GUYBRUSH a los ojos durante unos segundos y le extiende la mano derecha en un gesto amigable.

Viaje a Alejandría




Para: solemanu@gmail.com
De: gguuyy@gmail.com
Asunto: La vida nos vuelve a alejar

Hola manú,

Creo que te debo una explicación, después de ese indescriptible día que nos encontramos en el café las cosas en mi vida cambiaron. No te imaginas lo bien que me sentí al volverte a ver, al volver a charlar contigo, al volverte a sentir tan cerca, al volverte a tener…

Irónicamente a la mañana siguiente que llegue a mi oficina conocí datos muy importantes que me servirían para mi vida. Estos datos me exigían un viaje urgente, tan urgente que no me dio tiempo ni siquiera de despedirme de ti.

Por cosas de la vida, recibí un correo que me ponía al tanto de un centro de estudios en honor a mi padre, creado por sus discípulos (que triste, ¿No debería yo ser uno de esos discípulos desde el principio?), con el objetivo de investigar y conservar los grandes descubrimientos del Arqueólogo Thomes. Esté centro de estudios se encuentra situado en Alejandría, en la información inicial no se mencionaba ni el lugar exacto, ni el nombre, pero sí me daba la ubicación de uno de los lideres de está iniciativa. Este líder se encontraba trabajando cerca del área urbana de Barcelona, en Sant Adrià de Besòs. ¿Quien se imaginaria que tendría que visitar la ciudad que mas te apasiona en el mundo por un asunto mío?

Hable con este señor en Sant Adrià de Besòs, pero no me presente con mi verdadero nombre para que no me identificaran como el hijo de quien ellos honran. Me presente como un entusiasta arqueólogo recién graduado que admiraba al Arqueólogo Thomes y quería aprender de él todo lo que pudiera. Este señor me recibió con mucha hospitalidad y me indico el nombre del centro de estudios y su ubicación exacta, también me informo que en ese puerto existía una embarcación llamada Melancolía, perteneciente a un tal Gabriel, que me podría llevar a Alejandría por un bajo precio.

Al día siguiente de esa reunión encontré a Gabriel, quien resultó sentir gran admiración y agradecimiento con mi padre gracias a uno de sus proyectos, el traslado del Templo de Abu Simbel en el 59. Gabriel fue muy amable conmigo y me cobro muy poco por el largo viaje, también fue una muy buena compañía y me ayudo a distraerme un poco de las expectativas que tenia frente al centro de estudios, me contó algunas de sus historias de marinero que fueron muy interesantes. La próxima vez que te escriba te contare algo de esas historias porque me estoy extendiendo ya mucho.

Como ves, irónicamente ahora a mí fue que me toco distanciarme por motivos de fuerza mayor, espero que me entiendas. Cuando termine mi labor aquí te buscare personalmente, te mando un abrazo y un beso desde El Centro de Estudios In Memoriam al Doctor Thomes en Alejandría, Egipto.

Postdata: Esta semana les contare a todos la verdad de mi descendencia, deséame suerte.

Atentamente, Guybrush Thomes

sábado, 3 de abril de 2010

INT. BAR DEL HOTEL RUSSELL. NOCHE




GUYBRUSH abre la puerta corrediza del bar, echa un vistazo completo a todo el bar, hay 3 mesas ocupadas y toda la barra esta libre, suena The way you look tonight de Frank Sinatra, GUYBRUSH engancha mirada con EL BARMAN y le hace un gesto de saludo con la ceja mientras camina hacia él, llega a la barra se sienta justo en frente del BARMAN, se quita su abrigo y lo pone en el espaldar de la silla y alza la mirada hacia el BARMAN.

GUYBRUSH
¡Buenas noches Señor BARMAN!

BARMAN
¿Cómo esta Señor Arqueólogo?

GUYBRUSH
Muy bien, un poco cansado de la semana, y muriéndome por un Black Label en las rocas acompañado de una media de Marlboro Rojo.

BARMAN
Como desee Señor.

Sentado en la barra GUYBRUSH toma un trago de whisky, enciende su primer cigarrillo con ayuda del BARMAN y se queda en silencio saboreando su trago. Voltea su cabeza hacia la derecha y mira hacia la ventana que da al parque Russell, mira como la luna llena alumbra el nocturno paisaje del parque. Deja de mirar por dicha ventana cuando se percata que su trago esta vacío, mira al BARMAN que esta al otro lado de la barra.

GUYBRUSH
BARMAN, tráeme otro trago igual por favor.

BARMAN
Enseguida Señor.

BARMAN
Listo. ¿Desea algo más?

GUYBRUSH
De hecho si. ¿Me podrías decir si existe algún trago en los estantes de este bar que acabe con la frustración?

BARMAN
Creo que no lo tenemos aun, pero ¿Frustración debido a que Señor Arqueólogo?

El BARMAN se sirve un whisky igual al de GUYBRUSH, toma un trago y se dispone a oír la respuesta.




GUYBRUSH
Debido a que hace más de un año que he terminado mis estudios en Arqueología, y aun no he logrado conseguir fondos para embarcarme en alguna expedición.
Ya he presentado dos peticiones de fondos para una expedición que estoy planeando desde que cursaba la mitad de mi carrera, una a la Fundación Rockefeller de Nueva York y la otra al Museo Británico, las dos me han sido negadas… lo más frustrante es que si comparo mi carrera con la del egoísta de mi padre, año y medio después de graduarse ya se preparaba para embarcarse en su segunda expedición…

BARMAN
No se desespere Señor Arqueólogo, el hecho de que su padre haya comenzado a expedicionar rápidamente al graduarse no significa que su camino tenga que ser igual, además recuerde que la paciencia es un árbol de raíces amargas pero de dulces frutos.

GUYBRUSH
Que el destino te oiga sabio BARMAN.

El BARMAN se mueve al otro extremo de la barra para atender a una mujer que acaba de bajar del ascensor.

GUYBRUSH mira fijamente su vaso de whisky en las rocas que esta casi vacío. Se toma el último trago de ese vaso, apaga su cigarrillo y cruza los brazos, mientras voltea su cabeza y observa otra vez la ventana que da al parque, en la que extravía su mirada en el tenue paisaje.

GUYBRUSH vuelve a la realidad al escuchar el sonido de la puerta corrediza y percatarse de que alguien a entrado al bar, voltea su mirada hacia la entrada y ve a un hombre parado en ella mirándolo fijamente. El hombre es de apariencia latina, estatura media, cabello corto y negro, viste un traje que parece ser muy costoso y un gran reloj de oro.

El LATINO se dirige hacia la barra, al otro extremo de donde esta GUYBRUSH, le dice algo al BARMAN y esté le trae un puro y un vaso de ron. El LATINO le vuelve decir algo al BARMAN mientras observa fijamente a GUYBRUSH, el BARMAN voltea a mirar también a GUYBRUSH y asiente con la cabeza, luego se retira. El LATINO toma un trago de su RON sin dejar de mirar a GUYBRUSH, saca su teléfono celular y sale del bar mientras teclea en él, deja su trago entero y el puro a la mitad en el cenicero.

GUYBRUSH mira hacia la puerta mientras se cierra y con cara de asustado busca al BARMAN.

GUYBRUSH
¡BARMAN! ¿Qué te pregunto ese hombre tan extraño?

BARMAN
Pregunto si tú eras el hijo del afamado Doctor Thomes, cuando le dije que lo eras, me comento que hace tiempo que te andaba buscando por todo Londres e inmediatamente salio corriendo a llamar a alguien.

GUYBRUSH
Demasiado extraño. Mira Señor BARMAN aquí esta lo que te debo, puede conservar el cambio.

BARMAN
¡Pero! ... Perdóneme si le molesto…

GUYBRUSH deja sobre la barra un billete de 50 libras, coje su abrigo en la mano y camina rápidamente hacia la salida que da a un callejón junto al parque Russell, abre la puerta y se encuentra de frente con el LATINO que estaba a punto de entrar. Esté mira fijamente a GUYBRUSH a los ojos durante unos segundos y le extiende la mano derecha en un gesto amigable.